lunes, 16 de mayo de 2011

El servicio de información local en las bibliotecas públicas

La sección local (a la que también encontramos referenciada como colección local) es la sección de la biblioteca que aglutina materiales relacionados con la zona geográfica (normalmente la localidad) en la que está inscrita la biblioteca. Tradicionalmente, estos materiales se consideraban propios de esta sección cuando:
  • Eran de autores locales.
  • Habían sido publicados en la localidad.
  • Trataban sobre la localidad o sobre aspectos locales.
No obstante, y con bastante buen criterio, muchos autores han ido restando importancia a las dos primeras condiciones y centrándose en la última a la hora de decidir sobre la pertinencia o no de adscribir una obra a la colección local (como se comenta en el artículo La colección local en la biblioteca pública de Díaz Grau y García Gómez). Así pues, la colección local no dejaría de ser un tipo de colección especializada, cuyo objetivo sería reunir documentos, que, según Fuentes Romero "puedan ser útiles para el estudio de la zona geográfica en la que la biblioteca se ubica".


Por otra parte, el servicio de información local va más allá, ya que provee de todo tipo de información relativa a la localidad, como por ejemplo sobre trámites relacionados con la administración local, líneas y horarios de los transportes públicos, información dirigida a inmigrantes, etc.
En España nos puede parecer una incongruencia el que este tipo de servicios existan, ya que sus funciones se solapan muchas veces con otros organismos tradicionalmente más establecidos, como las oficinas de turismo, pero aún así podría ser una de las futuras líneas de acción de las bibliotecas públicas.

Es cierto que la creación de estos servicios implica un gran esfuerzo de coordinación y relaciones con otros organismos: oficinas de turismo, ayuntamiento, organismos culturales, asociaciones o empresas de transportes, por nombrar unos pocos. No obstante, el esfuerzo, si se hace bien, puede merecer la pena.
En un mundo cada vez más globalizado la información local, a menudo la menos accesible por su difusión limitada, se convierte en uno de los activos más preciados para las bibliotecas públicas, a menudo las únicas que poseen dicha información o que están en una posición privilegiada para obtenerla.

miércoles, 13 de abril de 2011

Anobii, un gestor de bibliotecas personales

Anobii es un gestor de bibliotecas personales, gratuito y en línea, que incluye también aspectos de red social. Aunque su uso se ha extendido mucho todavía hay gente que no lo conoce, por lo que en esta entrada vamos a explicar a grandes rasgos sus características, ventajas y defectos.

Durante años he tenido mi colección personal de libros catalogada y ordenada mediante una sencilla base de datos, al igual que muchos otros aficionados. Normalmente usaba una base de datos, bien de confección propia o bien creada por otra persona y disponible para su descarga gratuita, o incluso un simple listado en una hoja de cálculo.
El día que decidí "profesionalizar" un poco este archivo y utilizar algún tipo de sistema de gestión de bibliotecas (como buen bibliotecario) me encontré un panorama de aplicaciones open source que me parecían excesivas para mis propósitos (era como matar moscas a cañonazos). Finalmente, opté por registrarme en Anobii, y he venido usándolo desde entonces.

Interfaz de uso de Anobii


¿Qué cosas te permite hacer Anobii?
  • Por supuesto, gestionar nuestra colección, introduciendo las obras que tenemos y permitiendo la búsqueda y recuperación por diferentes campos.
  • Recuperar los datos bibliográficos de los libros a partir de una búsqueda (por título, ISBN, etc.) como cuando importamos un registro en un SIGB, lo que nos ahorra muchísimo tiempo de catalogación (los bibliotecarios lo sabemos bien). Incluso, si está disponible, nos cargará una imagen de la cubierta del libro.
  • Crear notas propias para cada registro, así como comentarios públicos y asignarle una valoración.
  • Introducir datos de compra (librería, precio, fecha).
  • Etiquetar los libros, en categorías predefinidas o con palabras clave libres.
  • Gestionar los libros que tenemos prestados.
  • Gestionar intercambios de libros con otros usuarios de Anobii.
  • Diversas funciones de una red social, como enlazarte con otros usuarios y "seguirlos", unirte a grupos con tus intereses literarios, dejar comentarios, mandar mensajes privados, o recibir sugerencias del sistema a partir de las valoraciones de usuarios con gustos similares a los tuyos (al estilo de otras aplicaciones como FilmAffinity). Además, podemos enlazar con nuestro perfil de Facebook o incluir un widget de nuestra estantería en nuestro blog, por ejemplo.
Un aspecto positivo de estas últimas características sociales es que, si no te interesan y únicamente quieres un gestor bibliográfico privado, puedes prescindir de ellas perfectamente, manteniendo tu colección fuera de la vista del público, y aún así sigue valiendo la pena por la facilidad para añadir libros y lo agradable de la presentación de tu colección (pudiendo elegir entre un simple listado o la vista con las cubiertas de los libros).

Aspectos negativos de Anobii
Los hay, y si eres bibliotecario todavía se acentúan más:
  • La edición o corrección de un registro es farragosa, puesto que tienes que introducir los cambios en un formulario de "mejora de los datos" y enviarlo para su revisión, que puede tardar varios días (hace un tiempo podían ser varias semanas perfectamente), sin que nadie te asegure que vayan a hacerte caso. Este aspecto parece necesario para mantener una calidad y consistencia de los registros, pero es muy frustrante (y si eres bibliotecario te frustra aún más).
  • Del mismo modo, la introducción de un registro no existente en el sistema pasa por el mismo proceso, y la "subida" de una imagen de cubierta, y... bueno, y todo lo que introduzcas o corrijas. Todo en diferido.
  • Los fallos en los registros, bastante corrientes. Desde errores de forma como poner todo el título en mayúsculas a fallos como confundir el subtítulo con la colección, ésta con la editorial, ignorar los subtítulos, etc.
  • El control de autoridades es casi inexistente (hay una opción de "Unir autores" para relacionar diferentes formas de un nombre, pero de momento no parece estar dando muchos frutos).
  • Y atención, bibliotecarios: Los títulos van con el artículo delante, y los nombres de autores en su orden "natural" (¡Herejía bibliotecaria!). Supongo que a la gente le parece más sencillo así, pero a mí, por más que lo uso, me siguen doliendo los ojos al verlo.
Sólo una última reflexión que tal vez se os ocurra: todo esto, ¿cómo se mantiene económicamente? Bueno, pues por lo que ponen en su propia web los respalda financieramente el grupo HMV (propietario de una gran cadena de librerías-tiendas), y editoriales como Penguin, Random House Group o HarperCollins... adivináis los beneficios que pueden obtener de una red social de lectores, que comentan qué libros les gustan e incluso dónde los compran, ¿no?

lunes, 4 de abril de 2011

Las grandes bibliotecas digitales: Biblioteca Digital Mundial, Europeana...

Me he enterado de la apertura de la Biblioteca Digital Mundial a través de una entrada en el blog Bibliotecas de Carmen, una compañera de clase. El hecho de que ni supiese de la existencia de este proyecto de la Unesco me motiva la duda de si su publicitación ha sido más bien escasa o (cosa también probable) soy yo el que está bastante desconectado de la realidad estos días.
En cualquier caso, tras hacer una visita a su sitio web, me ha gustado bastante lo que he visto.
Como aspectos a favor incluiría la traducción de los contenidos a siete de las lenguas más habladas (traducción al menos de los metadatos sobre la obra, ya que ésta propiamente dicha se presenta en formato imagen), la posibilidad de ampliar la imagen con un grado de detalle realmente bueno, la descarga de éstas en formato tif de buena resolución o el acceso "final" a la obra dentro del mismo sitio (a diferencia de Europeana, por ejemplo).
La parte mala es la ausencia de grandes obras "emblemáticas" que sirvan de reclamo a nivel popular, o el reducido número, al menos de momento, de piezas incluidas.

Pantalla de bienvenida de la Biblioteca Digital Mundial

No obstante, la sensación general en cuanto a la usabilidad y los contenidos es bastante más agradable que la que tengo cuando entro en Europeana. La biblioteca digital europea, pese a ser un pozo sin fondo de gastos y recursos (al menos para lo que estamos acostumbrados en las bibliotecas), no consigue ofrecerme una experiencia de navegación satisfactoria. El "salto" al sitio web propietario para ver las obras a un tamaño aceptable (que muchas veces no lo es tanto) o el batiburrillo de idiomas en que vienen los metadatos (no hay traducción desde el idioma original) hace que lo que podría ser una experiencia agradable, incluso si sólo se trata de hojear cosas al azar, se convierta en un latazo considerable.

Por otra parte tenemos también el problema de la implantación de la búsqueda semántica, un problema que ya comentaban Abadal y Codina en un artículo del Anuario ThinkEPI 2009. Lejos de resolverse, continúa siendo uno de los principales retos de Europeana.
Como ejemplo, al intentar buscar documentos relacionados con el polar (novela negra y de misterio francesa) tienes que revisar uno a uno decenas de resultados de otras acepciones (adjetivo relativo a los polos geográficos, polaridad magnética...) hasta poder encontrar un interesante debate televisivo con varios autores del género.

El otro gran problema de Europeana y del resto de grandes bibliotecas digitales serían los tan manidos derechos de autor y de explotación que protegen las obras. Ya he comentado las grandes "ausencias" de obras emblemáticas que suelen tener estos proyectos, y es un aspecto que se explica perfectamente dados los problemas a la hora de conseguir acuerdos de reproducción, tratar con diferentes legislaciones de propiedad intelectual o identificar a los titulares de derechos de obras "huérfanas" (un aspecto en el que Europeana está trabajando activamente mediante su proyecto ARROW).

Por último, y  para finalizar esta reflexión, no hay que olvidar otros proyectos como el de Google Books, proveniente del ámbito privado, y también con problemas derivados de la propiedad intelectual, o el ya clásico American Memory de la Library of Congress, con unos contenidos que, personalmente, encuentro bastante más atractivos que los de Europeana. Es lo que tiene la colonización cultural.

viernes, 11 de marzo de 2011

Códigos QR en bibliotecas

código QR
Los códigos QR están empezando ya a aplicarse en algunas bibliotecas y aunque como siempre su uso tardará un tiempo en generalizarse en nuestro país, tal vez sea antes de lo que pensamos, dado que el número de usuarios con un smartphone está creciendo rápidamente.


Qué es un QR

Por si el párrafo anterior os ha sonado a chino comenzaremos aclarando qué es un QR: los códigos QR (o Quick Response Code) son un tipo de código de barras (aunque en realidad no lleven barras verticales como los tradicionales) que sirven para codificar información textual, imágenes (de un tamaño muy pequeño), hcards o enlaces a URLs, entre otras aplicaciones.
Estos códigos pueden leerse mediante un móvil que tenga una cámara y una aplicación capaz de procesarlos (todos los smartphones pueden hacerlo, además de otros modelos más antiguos con cámara). El procedimiento es sencillo, enfocas el QR con la cámara y éste procesa los datos generando una acción como mostrar un texto, conectarse a una página web, cargar una hcard en la agenda o incluso recibir un SMS. Además de lo dicho incorporan otras ventajas sobre los códigos de barras tradicionales, como son su reducido tamaño y la posibilidad de recuperar la información aunque una parte del código desaparezca.


Usos de los códigos QR

En España hasta ahora se han utilizado principalmente en campañas publicitarias (recientemente en carteles de Benetton) y por algunas compañías como Vueling, pero ya empiezan a aparecer en bibliotecas como la de la Universidad Politecnica de Valencia o la de la Politécnica de Catalunya. En Japón (su lugar de origen) y otros países como EEUU su presencia en el ámbito bibliotecario es más habitual. En la wiki de Libsuccess podemos encontrar un interesante listado de bibliotecas donde se usan QR y una breve explicación de cómo lo hace cada una. Entre algunas de estas aplicaciones en bibliotecas podemos nombrar:
  • Acceso rápido a las versiones para móvil de sus webs, perfiles sociales de la biblioteca (blog, Twitter, Facebook...), etc.
  • Información complementaria en carteles, paneles explicativos, directorios (con enlace a un mapa de situación), etc.
  • Acceso a sistemas de ayuda o referencia bibliográfica mediante SMS.
  • Colocándolos en las estanterías de una materia concreta para acceder a los ebooks disponibles sobre ésta.
  • Insertándolos en los registros de cada obra en el catálogo, para facilitar el copiar los datos básicos y la localización física. Y al contrario, pegándolos al libro físico de forma que podamos ver con nuestro móvil toda la información añadida de que disponemos en el catálogo sobre esa obra.
  • Para descargar podcasts con audio-tours de cada planta de la biblioteca, algo muy poco explotado en España pero bastante eficaz, ya que permite a los nuevos usuarios explorar y conocer la distribución de bibliotecas grandes a su ritmo y sin necesidad de apuntarse a una visita guiada.

¿Cómo generar y/o leer un código QR?

Existen muchos generadores de QR online, como por ejemplo en los sitios de Mobile-Barcodes, Kaywa BeQrious, Delivr o CódigosQR.com (ésta última en castellano).
En cuanto a cómo leerlos en el sitio de mobile-barcodes tenemos un listado de programas lectores de QR que podemos descargar en nuestro móvil (si es que no trae ya alguna de fábrica) para leerlos e interpretarlos.

Pero ¿realmente son útiles en una biblioteca?

Obviamente todo depende del tipo de usuarios que tengamos en nuestra biblioteca. Sería estúpido ponernos a pegar códigos QR por todas partes si nuestros usuarios no disponen de móviles capaces de leerlos, por ejemplo, o si aunque los tengan se les puede dar la misma información o servicios de otras formas más sencillas. Aquí es donde el bibliotecario, que al fin y al cabo es quien conoce a "su público" deberá decidir si vale o no la pena.

jueves, 3 de marzo de 2011

Cómo elegir un escáner (y III): funcionalidades añadidas

En anteriores entradas hemos visto las cuestiones básicas a la hora de elegir un escáner para la biblioteca, como los tipos de escáner más habituales o las características técnicas. Ahora bien, hay otro aspecto que nos puede ayudar a decidirnos por uno u otro modelo, que son las funcionalidades que incorpore el escáner.

Algunas de las más interesantes son:

Botones rápidos: la mayoría de los aparatos incorporan ya algún botón que permite agilizar determinados procesos, haciéndolos de forma automática en lugar de a través de la interfaz de la aplicación. Además, algunos permiten la configuración de los botones, pudiendo programar la tarea que hará cuando lo pulsemos. Si unimos ésta a alguna de las siguientes funciones añadidas podremos ahorrar una cantidad de tiempo considerable en nuestro trabajo diario.

Conversión automática a PDF: otra función que cumplen ya casi todos los escáneres, aunque sí lo que queremos es generar documentos PDF que no sean una imagen plana sino texto (para poder buscar en ellos o copiar y pegar su contenido, por ejemplo) deberemos tener en cuenta que el escáner incluya una aplicación OCR, y que ésta reconozca nuestro idioma. Esto último, que puede parecer muy obvio, no lo es tanto a veces: algunos escáneres que se venden en España con aplicación OCR incluida no reconocen el catalán o el gallego (y no digamos el euskera), o lo hacen pero pagando una licencia completa (y no la que te viene por defecto), con lo que acabas teniendo un texto con montones de errores ya que confunde la imagen de una palabra con otra palabra castellana similar (por ejemplo "Carles" con "caries").

Envío por correo electrónico o fax: otra función enfocada a un uso más "de oficina" o administrativo y que puede resultarnos bastante útil, ahorrándonos los pasos intermedios de guardar la imagen y adjuntarla después al correo, o ahorrarnos un aparato de fax si sólo enviamos faxes de forma esporádica.

Escaneado en red: algunos aparatos traen ya de serie una aplicación para conectarlos a una red y poder usarlos de manera compartida por todos los miembros de ésta.

Software de regalo: todos los escáneres llevan uno o más programas de regalo (independientemente de su propia aplicación), que varían en función del precio del escáner y su utilidad. Entre otros, podemos encontrar programas de retoque fotográfico (a veces versiones light de programas profesionales), OCRs, gestores de colecciones de imágenes, de envío de faxes, etc.

Para terminar recordaros una característica (más que una funcionalidad) que a los bibliotecarios nos interesa especialmente: la tapa articulada o desmontable, que nos permita escanear portadas de libros gruesos que de otra forma dejarían la tapa en ángulo, con lo cual la luz no se reflejaría de manera uniforme.

martes, 22 de febrero de 2011

Reaparece la revista Métodos de información

El Colegio Oficial de Bibliotecarios y Documentalistas de la Comunidad Valenciana (COBDCV) ha retomado la publicación de Métodos de información (también conocida como MEI), tanto en edición electrónica como impresa, poniéndola en acceso abierto y con una licencia Creative Commons.

Para los que no conozcáis MEI habría que decir que fue una de las revistas de referencia en España en el ámbito de la biblioteconomía y la documentación. Editada por la Asociación Valenciana de Especialistas en Información (AVEI) desde 1994 a 2002, tras la integración de esta asociación en el COBDCV ha pasado a ser éste el encargado de gestionar la cincuentena de números que quedaron publicados y, ahora, también de editarla en su nueva época.

En este primer número, titulado De la lectura privada a la agitación por la lectura: mujeres, cultura y bibliotecas (1920-1950) nos encontramos, como ya se desprende del título, con un tono fuertemente historicista. De los seis artículos incluidos, cuatro de ellos abordan distintos aspectos del tema propuesto, centrándose por un lado en figuras concretas como son Teresa Andrés Zamora y María Moliner y por otro en el papel que jugaron las bibliotecas en el contexto de la Sección Femenina falangista.

Imagen propiedad del COBDCV

Hay que agradecer el empeño del COBDCV por devolver a la vida a una revista que dejó una profunda huella en muchos profesionales y estudiantes (como fue mi caso). No obstante, a modo de crítica constructiva, y sin entrar en valoraciones de contenido (tengo que reconocer que el tema escogido tampoco me interesa especialmente), sí que me gustaría señalar dos defectos o puntos débiles de este número:
  • La maquetación de la edicion impresa es vulgar, tirando a mala. En cualquier otra revista no pasaría de ser una maquetación pasable, con fallos como el uso de márgenes excesivamente pequeños, y sin mayores atractivos. Pero estamos hablando de una revista que, como ya señalaba Merlo Vega, aunó siempre a sus contenidos un diseño gráfico exquisito, haciendo de algunas de sus ilustraciones y portadas auténticos objetos de colección (todavía recuerdo las ilustraciones en blanco y negro de Miquel Calatayud). Supongo que los limitados fondos del COBDCV harán inviable la contratación de ilustradores (o de un maquetador profesional), pero no deja de ser triste la comparación a nivel gráfico de este número con cualquiera de la anterior época.
  • Erratas y fallos ortográficos. Por lo que llevo leído de la revista no parece haberse realizado una corrección a fondo, pudiéndose ver desde malos usos de los signos de puntuación a errores ortográficos (falta de tildes, por ejemplo) e incluso en algún caso desaparición de líneas de texto completas en el salto de página, quedando de esta forma frases sin sentido. Esperemos que todo sea fruto del proceso de ajuste que todo nuevo proyecto conlleva, y que la calidad en este aspecto mejore en próximas entregas.

En todo caso, sólo queda desear a Métodos de información una larga vida y que sea tan fructífera como en su primera etapa.

domingo, 13 de febrero de 2011

Cómo elegir un escáner (II): características técnicas

Como continuación de nuestra entrada anterior sobre cómo elegir un escáner para nuestra biblioteca hablaremos ahora de las características técnicas básicas que deberemos tener en cuenta al elegir el modelo:

  • CCD y DAC: son los dispositivos encargados de convertir la luz que envía la lámpara del escáner (y que se refleja en la imagen original) en impulsos eléctricos que crean los bits de la imagen digitalizada. De la calidad de estos dispositivos dependerá en gran medida el obtener un buen escaneado. Lamentablemente, es difícil saber a priori su grado de calidad, pero nos podemos guiar por el prestigio de la marca en este ámbito (por ejemplo Kodak).
  • Resolución: la resolución es la que nos permite obtener una imagen con mayor o menor detalle (podemos ver una explicación de la resolución en el sitio Desarrollo Web).
    Si una imagen está digitalizada a una resolución demasiado baja se verá pixelada en un medio impreso. Del mismo modo, si queremos utilizar una imagen muy pequeña en la realidad a tamaños mayores tendremos que escanearla a una resolución más elevada. Se mide en puntos por pulgada y se suele indicar con la abreviatura dpi (dots per inch) o ppi.
    Ahora bien, hay que distinguir entre resolución óptica y resolución interpolada. La primera es la que consigue generar el CCD, mediante la pura digitalización, mientras que la interpolada se genera de forma artificial, interpretando los valores de los píxeles para crear otros nuevos (digamos que se "inventa" más píxeles).
    Por tanto, la que realmente nos interesará que sea alta es la óptica. En la actualidad los escáneres de gama media ya tienen resoluciones bastante altas, de 1200 dpi por 2400 dpi como mínimo. Esto significa que pueden obtener 1200 dpi en horizontal por 2400 en vertical (cuidado con esto, ya que algunos escáneres se anuncian indicando sólo el mayor de los dos valores para parecer de más resolución).
  • Profundidad de color: salvo escáneres de tipo documental que sólo admitan blanco y negro (o mejor dicho, escala de grises), lo normal es que cualquier escáner digitalice a color con 24 bits (8 bits por cada color básico de la luz: rojo, verde y azul). Esto nos proporciona una gama de colores de 16,7 millones, suficiente para representar las imágenes de manera realista (por eso se le llama color verdadero).
    No obstante, veremos que hay escáneres que permiten una mayor profundidad (por ejemplo 36 bits), pero a no ser que vayamos a trabajar con imágenes a un nivel profesional no será imprescindible (a mayor número de bits, mayor peso de la imagen).
  • Rango dinámico: es la capacidad del escáner de captar con detalle las zonas más oscuras o densas de la imagen. En esta página podéis ver una explicación sencilla sobre el rango dinámico. El rango dinámico necesario dependerá mucho del tipo de materiales de nuestra biblioteca.
  • Conexión: el tipo de conexión de los escáneres actuales suele ser USB o FireWire. Dentro de éste habrá que tener en cuenta la versión (USB 3.0 será más rápido que las anteriores) y que nuestro equipo tenga conexiones con controladores para ésta.
    Cuidado si queremos aprovechar un escáner antiguo o de segunda mano que hayan donado a la biblioteca: éstos solían tener conexión por puerto paralelo (bastante lenta) o SCSI (más rápida, pero con la necesidad de tener una tarjeta SCSI instalada en el ordenador).
  • Velocidad: importante, sobre todo si pensamos usarlo para grandes volúmenes de documentos. Normalmente nos darán información sobre ésta, indicando el tiempo aproximado que tardan para una hoja A-4 (por ejemplo) a una resolución y modo de color concretos, pero si nuestras necesidades van a ser diferentes habrá que tener en cuenta que la velocidad no será la misma.
En una próxima entrega hablaremos de las funcionalidades añadidas que pueden tener los escáneres, con lo cual daremos por finalizado este tema.

viernes, 4 de febrero de 2011

Cómo elegir un escáner (I): tipos de escáner y usos

A la hora de adquirir un escáner para nuestra biblioteca habrá que tener en cuenta una serie de aspectos que, aunque simples, a veces ignoramos por desconocimiento o falta de reflexión. En esta primera entrega abordaremos uno de los principales puntos; los tipos de escáner más usuales y su elección en función del uso que pensemos darle.
  • Escáner de mano y escáner de tambor: ambos tipos son poco apropiados para una biblioteca, por lo que (por regla general) quedan descartados. El primero ofrece una calidad demasiado baja e irregular, mientras que el segundo, por el contrario, es demasiado caro y profesional para nuestros fines, siendo utilizado normalmente en empresas de artes gráficas.
  • Escáner de códigos de barras: Ampliamente usados en los mostradores de préstamo o a la hora de hacer inventario. No obstante, al tratarse de un tipo de escáner muy específico, que no sirve para digitalizar documentos ni imágenes, simplemente lo mencionaremos.
  • Escáner cenital o aéreo: apropiado para digitalizar fondo histórico o libros valiosos que tenga nuestra biblioteca, ya que nos permitirá llevar a cabo la digitalización con el mínimo contacto posible con la obra (se escanea a distancia, sin apoyarla en un cristal), sin tener que abrirla excesivamente y con una luz "fría", evitando así posibles daños. No obstante, su elevado precio hace que para pequeñas bibliotecas sea preferible externalizar el servicio antes que adquirir un escáner de este tipo.
  • Escáner plano de sobremesa: es el escáner que la mayoría conocemos. Dependiendo del tipo de material a escanear (documentos de varias páginas por ejemplo) puede ser conveniente buscar un modelo que disponga de bandeja de alimentación de originales, bien sea integrada o que se pueda comprar como accesorio.
  • Escáner multifunción: se trata de un escáner de sobremesa que es al mismo tiempo impresora y en ocasiones fax. Pese a que pueda parecer la mejor opción, dado que disponemos de dos o más periféricos en uno, hay que tener en cuenta que no todo serán ventajas: su tamaño será mayor, su coste más elevado (y su calidad menor que la de un escáner del mismo precio) y si se estropea alguna de sus funciones y hay que llevarlo a reparar nos quedaremos también sin el resto, cosa que no sucederá si disponemos de escáner e impresora por separado.
  • Escáner de película: Si en lugar de materiales opacos como fotografías, libros o documentos impresos lo que necesitamos es digitalizar película (tanto negativos fotográficos como diapositivas o microfilms) habrá que adquirir un escáner de este tipo. Si este uso va a ser esporádico tal vez sea suficiente con un escáner plano, ya que varios modelos permiten también esta función mediante un adaptador o una tapa dotada de iluminación. No obstante, si optáis por esta última solución, una advertencia: los modelos planos que he podido probar (de Epson y HP) aunque muy buenos suelen ser bastante lentos, lo que unido a la baja cantidad de negativos o diapositivas que permiten en cada tanda y al hecho de que el pequeño tamaño de los originales hace necesaria una mayor resolución convierte la digitalización en un proceso largo y tedioso.
  • Escáner documental: si el uso que vamos a dar a nuestro escáner es exclusivamente el digitalizar documentos administrativos como facturas, informes, etc. con un gran número de hojas y sin encuadernar, nos convendrá adquirir un escáner de este tipo.
    Las ventajas que suelen tener respecto a un escáner plano con bandeja alimentadora son una mayor velocidad de escaneado (con una resolución más baja, pero suficiente para un documento textual), la capacidad de digitalizar una hoja por ambas caras en una misma pasada o la aplicación automática de un OCR integrado.
    De este tipo puedo recomendar los de la marca Fujitsu, lo cual no quiere decir que no existan otras marcas igual o incluso mejores; simplemente éstos los he usado y me gustaron.

En una próxima entrada seguiremos viendo otros aspectos a tener en cuenta en la adquisición de un escáner. Y recordad que existe una entrada anterior sobre tutoriales de digitalización, la consulta de los cuales puede sernos útil para aclarar conceptos antes de la compra.

miércoles, 26 de enero de 2011

Obras que nunca existieron... o sí

Leo hoy en El País una noticia sobre la última maniobra de marketing de JJ Abrams, productor de Perdidos, consistente en hacer circular por distintas tiendas un disco de una banda ficticia que aparece en un capítulo de su serie Fringe, banda a la que el propio Abrams hizo referencia hace unos años en un artículo sobre discos con mensajes ocultos, "sembrando" anticipadamente el terreno para la publicidad que está poniendo en práctica ahora.

No es la primera vez que el propio Abrams realiza jugadas de este tipo, y tampoco es el primero que ha jugado a inventarse obras ficticias que parezcan reales. Autores como Borges, Rabelais, Umberto Eco o Lovecraft han hecho referencias en sus escritos a libros que sólo existían en su imaginación. Mención aparte merece Stanislaw Lem, que en Vacío perfecto reúne críticas literarias de obras inexistentes (bueno, casi: la primera es una crítica del propio Vacío perfecto). Y parece que volvió a repetir con Un valor imaginario, y digo parece porque no he podido leerla y esto, tratándose de Lem, hace que a veces dude de su mera existencia.

Me vienen a la memoria también un par de ejemplos en los que aún se da una vuelta de tuerca más, logrando que mixtificaciones de este tipo acaben volviéndose, de alguna manera, reales.
El primer caso sería el de el Necronomicón, bajo cuyo título (o sus variantes latinas) se han publicado diversos libros que, obviamente, nada tienen que ver con la célebre obra escrita con sangre por el árabe loco Abdul Alhazred (todo ello una invención de H.P. Lovecraft). Aún así, sospecho que más de uno que encontró el Necronomicón en su biblioteca se fue a casa convencido de que se llevaba una edición moderna del libro maldito.

El segundo ejemplo es el del falso documental (mockumentary en inglés) This is Spinal Tap, que nos mostraba el día a día de la inexistente banda Spinal Tap, parodia de diferentes clichés del hardrock y el heavy metal. Tal fue el éxito de la película (al menos a nivel de culto) que la gente pedía los supuestos discos del grupo en las tiendas, lo que dio pie a su creación real y las consiguientes giras y grabaciones (y a su aparición en Los Simpson, toda una confirmación de su estatus como icono pop).

En cualquier caso, no pierdo la esperanza de que algún día, cuando alguien me pregunte en la biblioteca por Un cor famolenc de Enric Balaguer o Les Robinsonades de Marcel Coscat, pueda decir: "Sí, lo tenemos".

sábado, 8 de enero de 2011

Cómics en las bibliotecas. Recursos en línea

Los cómics (o tebeos, si lo preferimos) han sido durante muchos años un material menospreciado por las bibliotecas. Su supuesta baja calidad cultural o su temática para niños han provocado desde su ausencia total en los fondos bibliotecarios hasta su tratamiento inadecuado, catalogando como material infantil obras dirigidas a un público adulto.

Sin embargo, muchas bibliotecas han ido adoptando políticas más adecuadas respecto a este tipo de fondos, llegando a destacar incluso precisamente por ellos, como en los casos de la biblioteca de Santa Tecla, en L'Hospitalet o la Biblioteca Regional de Murcia. Otro indicador del creciente reconocimiento de los cómics por parte de los bibliotecarios es el grupo de trabajo "Biblioteca i Còmics" del COBDC, o la inclusión en los últimos años de cursos sobre el tratamiento de los cómics en los programas de formación de asociaciones profesionales, como la Asociación Andaluza de Bibliotecarios o SEDIC.


Estanterías en la comicteca de la Biblioteca Regional de Murcia
Comicteca de la Biblioteca Regional de Murcia. Enlace a la foto en su ubicación original

En internet disponemos de diferentes recursos enfocados a los bibliotecarios para el tratamiento de este medio, tanto a la hora de seleccionar adquisiciones como de su catalogación o difusión. Entre ellos podemos encontrar:
  • Bibliografía del cómic español e iberoamericano: realizada por el Instituto Cervantes para orientar la política de adquisición de cómics de sus centros. Incluye también libros y revistas teóricas. Tiene el inconveniente de incluir obras que están descatalogadas y son difíciles de encontrar.
  • De còmics: bibliografía selectiva: libro con textos del grupo de trabajo del COBDC comentado más arriba, y editado por la Generalitat de Catalunya en 2007. Incluye reseñas de más de 300 cómics y libros especializados editados en España y que se encontraban a la venta en esas fechas. Posteriormente se han ido publicando actualizaciones en 2008 y 2009, con unas 70 obras nuevas cada una. Texto en catalán.
  • Boletín Cómic Tecla: boletín electrónico editado por la Biblioteca de Santa Tecla, con noticias, reseñas de cómics, listas de novedades recomendadas (incluyendo el precio, un detalle bastante útil) y pequeños artículos sobre la situación del cómic en las bibliotecas. Puedes suscribirte para que te envíen un aviso al correo cada vez que se publica.
  • Recursos sobre cómic en @bsysnet.com: este portal dispone de una sección dedicada al cómic con materiales muy interesantes, como un listado de enlaces útiles a la hora de catalogar, o la transcripción de la mesa redonda Bibliotecas públicas y cómic. Estado de la cuestión, celebrada en el Salón del Cómic de Barcelona de 2007.
  • Listado de recursos sobre cómics hecho por Manu Pérez: enviado a la lista IWETEL en octubre de 2010, incluye tanto webs y bibliotecas como blogs, editoriales y artículos.
  • Comic books: internet resources y Graphic novels: resources for teachers and librarians: Dos secciones alojadas en la web de las bibibliotecas de la University at Buffalo (EEUU). Recogen diferentes recursos sobre cómics (principalmente anglosajones) útiles para los bibliotecarios. Texto en inglés.
  • Entrada Comic books and graphic novels en el wiki de la ACRL: La Association of College and Research Librarians muestra en esta página un listado de recursos útiles para los bibliotecarios (como el anterior, centrados en el cómic anglosajón). Texto en inglés.