miércoles, 29 de diciembre de 2010

"Chuleta" de redes sociales

En dosdoce.com han elaborado una "chuleta" de redes sociales, descargable sólo para los suscritos al boletín de dosdoce.com (no obstante, el proceso de suscripción es muy rápido y sencillo, pidiéndote sólo el nombre y una dirección de correo electrónico).

Consiste en un archivo pdf que contiene un listado de una veintena de redes sociales (o herramientas con un alto componente "social") bastante conocidas, como por ejemplo Facebook, Twitter o Youtube.
Su valor añadido estriba en que se estructura en forma de tabla, con una pequeña descripción de cada red y, al lado, una serie de columnas que aportan una breve valoración de su utilidad en relación a diferentes aspectos (gestión de la reputación digital, comunicación corporativa, atención al cliente, gestión del conocimiento, etc).

En resumen, una herramienta sencilla pero muy útil para aquellos que, como los bibliotecarios, tenemos que autogestionar nuestra presencia en internet y las redes sociales, sin posibilidad económica de recurrir a profesionales externos.

Chuleta de redes sociales, creada por dosdoce.com
Autor: dosdoce.com

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Tarjeta navideña para documentalistas

Siguiendo la dinámica de la entrada anterior (tarjetas navideñas para bibliotecas), os dejo ahora una tarjeta para centros de documentación o documentalistas (ésta es la que usaré yo este año). Como la anterior, está en formato Creative Commons y podéis usarla o modificarla a vuestro gusto.


Licencia Creative Commons
Tarjeta de Navidad para documentalistas 2010 por Sergio Romero se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Tarjeta navideña para bibliotecarios

En estas fechas la estética navideña se apodera de nuestra sociedad: adornos, belenes, árboles, luces y, por supuesto, tarjetas navideñas. Todos enviamos alguna, ya sea en formato papel o por e-mail, y no sólo en nuestra esfera privada, también en la profesional: a usuarios, colegas, proveedores... Las tarjetas de Navidad, especialmente las electrónicas, pueden convertirse en un buen soporte publicitario de nuestra biblioteca, barato y de fácil difusión (si están bien hechas pueden convertirse incluso en publicidad viral).

Como bibliotecarios no es fácil encontrar tarjetas navideñas alusivas a nuestra profesión o relacionadas con las bibliotecas, por eso tal vez nos veamos obligados a confeccionarlas nosotros mismos. Para hacerlo os recomiendo usar algún programa de dibujo vectorial y otro de edición de imágenes (es mejor disponer de ambos tipos). Como no todos tenemos programas comerciales como Illustrator o Photoshop (muy buenos, pero con licencias bastante caras) os aconsejo un par de alternativas de software libre y gratuito que os pueden dar mucho juego: Inkscape, para dibujo vectorial y Gimp, para edición de imágenes.
Ambos están disponible para Linux, Windows y Mac, y podéis descargar tutoriales en español desde la web del Grupo de Usuarios de Gimp en Español.

Como ejemplo os dejo una "tarjeta de Navidad para bibliotecarios" de confección propia que espero que os guste. Tiene una licencia no comercial Creative Commons, por lo que sois libres de usarla tal cual o modificarla a vuestro antojo. También podéis usarla como fuente de inspiración para crear vuestros propios diseños (seguro que a partir de ésta se os ocurren ideas mucho mejores).
Hay dos versiones, con o sin el texto inferior (pinchad en la tarjeta para acceder a las imágenes en tamaño completo), para poder incluir el nombre de vuestra biblioteca, vuestro horario navideño, etc.

Tarjeta de Navidad para bibliotecarios

Licencia de Creative Commons
Tarjeta navideña para bibliotecas 1 by Sergio Romero is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported License.

jueves, 9 de diciembre de 2010

"La gran complicación". Una novela con bibliotecario detective incluido

Aprovechando que llega el invierno y apetece quedarse en casa leyendo, me gustaría hablaros de una novela de intriga relacionada con el mundo bibliotecario (no, no es El nombre de la rosa). Se trata de La gran complicación, de Allen Kurzweil, editada en España en 2001 (podéis ver los datos de edición en su ficha de la Biblioteca Nacional).

La gran complicación tiene como rasgo más destacado a su protagonista, un bibliotecario bastante peculiar que se verá envuelto en una misteriosa trama relacionada con una "arquilla de curiosidades" y un antiguo reloj. Pero mejor veamos la sinopsis que viene en la solapa (las observaciones entre corchetes son mías):

"Alexander Short es un meticuloso bibliotecario que pasa sus días dedicado a las minucias de su trabajo. A las ocho en punto vuelve a casa, donde su mujer francesa [al que escribió la sinopsis debió parecerle importante este dato] le espera absorta en la producción de sus libros desplegables, incluyendo un cuaderno que Alexander lleva a diario colgado de su chaqueta, donde de manera obsesiva anota absolutamente todo [más que anotar, cataloga el mundo que le rodea], en detrimento de su trabajo e, incluso, de su relación. Esta obsesión es la que le lleva a conectar con el excéntrico y bibliófilo Henry James Jesson III, que le ofrece trabajar horas extras investigando la desaparición de uno de los objetos de una arquilla de curiosidades que había pertenecido a un inventor del siglo XVIII. La intriga no sólo consiste en saber el origen y el paradero del objeto en cuestión, sino en las sorpresas que el autor depara en la construcción del libro, vivo reflejo de la influencia del padre ingeniero del autor"
Aunque no llega a ser propiamente una novela negra sí que incorpora elementos de este género a una historia que podríamos calificar como de misterio o intriga, un género que me encanta, sobre todo cuando toca el subgénero de los bibliomysteries, o misterios relacionados con libros, librerías, archivos, bibliotecas, etc. Y, sin ser una obra excepcional, sí consigue hacerte pasar un buen rato (más aún si eres bibliotecario).
Si alguien quiere comprarla a un módico precio de 4 € puede hacerlo en las librerías París-Valencia (ahí la encontré yo). Si no, ya sabéis, consultad con vuestro bibliotecario habitual ;-)

martes, 30 de noviembre de 2010

Uso de líneas de tiempo en webs de bibliotecas

El uso de líneas de tiempo (o timelines) en el sitio web de una biblioteca es relativamente infrecuente en España (al menos yo no conozco casos), pero su utilización, especialmente como complemento de la sección local, puede ser muy interesante. En esta entrada vamos a ver algunos ejemplos de aplicación y cómo podemos crearlas.

¿Qué es una línea de tiempo?

Una línea de tiempo (o timeline) es un gráfico usado para representar información cronológica de forma sintetizada, usualmente mediante una barra horizontal que representa el tiempo transcurrido y una serie de puntos o hitos insertados en ella, que serían los eventos o acontecimientos destacados ocurridos en momentos de ese período. También podemos encontrarlas con un aspecto menos gráfico, como un listado vertical de fechas que van acompañadas por el evento sucedido en cada una.
Pese a su sencillez proporcionan una visión de conjunto difícil de lograr mediante la simple enumeración de fechas y eventos en un texto, por lo que son muy utilizadas en libros de enseñanza, enciclopedias o revistas de divulgación.

Uso en webs de bibliotecas

Su uso, obviamente, estará relacionado con información que siga una secuencia cronológica, pudiendo enlazar desde la línea de tiempo a los documentos relacionados que tengamos en nuestra biblioteca. Como ejemplo, podríamos aplicarlas a:
  • Biografías de autores. Si creamos un dossier sobre un autor (porque ha sido premiado, porque es el autor del mes en nuestro de club de lectura, etc.) el incorporar una línea de tiempo con sus obras y los hechos más relevantes de su vida puede ser una información añadida amena y atractiva visualmente. Mejor aún si se trata de autores locales de los cuales, en muchas ocasiones, habrá poca información colgada en internet.
  • Obras publicadas en la localidad. En el caso de localidades pequeñas podemos recrear visualmente la evolución de las publicaciones autóctonas del tipo que sean: libros, discos, revistas... o bien la cronología de premios culturales locales.
  • Historia de la propia biblioteca. Normalmente los sitios web de las bibliotecas incluyen siempre este apartado. Si la biblioteca es lo suficientemente antigua podríamos incorporar una línea de tiempo con los acontecimientos más destacados de su historia, como hacen en la Biblioteca Pública de Jacksonville.
  • Historia de la localidad. Un ejemplo de esto sería el timeline de la Biblioteca Pública de Chicago. Otra opción es aplicarlo a aspectos concretos de ésta que queramos destacar en relación a nuestros fondos. [Actualización: Otro ejemplo, en este caso de la British Library, es la historia de la humanidad en líneas de tiempo. Gracias a Jandrop por el enlace].

Creación de líneas de tiempo

Actualmente podemos crear fácilmente líneas de tiempo para incluirlas en nuestra web. Las ventajas de éstas respecto a su formato tradicional (gráficos en papel) son, entre otras, su interactividad, la posibilidad de incluir elementos multimedia o la capacidad de abarcar grandes periodos en poco espacio (mediante elementos desplegables).
Para hacerlas disponemos de diferentes herramientas gratuitas:
  • Timeline Creator: Programa desarrollado y mantenido por la Johns Hopkins University. Es el único de los listados aquí que no funciona en línea, por lo que habrá que instalarlo en nuestro equipo.
  • Simile-Timeline: Uno de los widgets que forman el proyecto Simile. Se puede descargar en Google Code.
  • Xtimeline: Permite crear líneas de tiempo que se guardan en su web, para enlazarlas o insertarlas después en nuestra página (al estilo de Youtube).
  • Timetoast: Utiliza el mismo sistema que Xtimeline, aunque su aspecto es más sencillo y limpio.
  • Dipity: Personalmente es la aplicación que más me gusta. Funciona igual que los dos anteriores, pero sus controles son más fáciles de usar y permite incluir elementos multimedia como vídeos.
Y como despedida, un ejemplo de línea del tiempo sobre libros y tipografía hecha con Dipity:
(Creado por http://www.deverlorentijd.blogspot.com/)

    
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jueves, 25 de noviembre de 2010

Neutralidad de la red

En los últimos días se está viviendo en España un acalorado debate sobre la necesidad de asegurar la neutralidad de la red. En esta entrada intentaré resumir brevemente cuál es la situación y cómo nos puede afectar a los bibliotecarios y a las bibliotecas.

¿Qué es la neutralidad de la red?

Hasta hace poco tiempo el concepto de neutralidad de la red nos sonaba a chino a muchos de nosotros porque, como la buena tipografía, es algo que "está" y cumple su función, pero sin hacerse notar.
Básicamente, la neutralidad de la red significa que el tráfico generado en internet es tratado de forma neutral y equitativa, sin primar unos contenidos, sitios o dispositivos por encima de otros.
Por poner un ejemplo: si yo me conecto con mi portátil para ver mi correo y mi vecino para realizar una operación bancaria, nuestras peticiones serán tratadas en la red de igual forma, sin que ninguno de los dos tenga preferencia sobre el otro (ojo, no hay que confundir esto con el ancho de banda contratado, que sería otra cosa distinta). Si queremos una metáfora más visual sería como una cola de cafetería, en la que quien llega antes pide primero y nadie puede colarse, independientemente de si quiere un menú o un café.

Situación actual

Ahora bien,  esta regla, una de las fundamentales que han regido internet desde sus inicios, es puesta en tela de juicio (y a veces incumplida) por parte de algunas compañías de telecomunicaciones y analistas, que sostienen que la priorización de la transmisión de datos en función de los contenidos o de las partes que establecen la comunicación contribuiría a la mejora de la propia red, pudiendo implantar nuevos y mejores servicios, así como evitar algunos de los males de la actual internet (spam, piratería, contenidos basura, etc.). La moraleja sería: "la neutralidad de la red nos impide crecer".

¿Dónde está el problema entonces? ¿Mejores servicios y calidad? Eso es bueno, ¿no? Sí, es bueno... si puedes pagarlo, ya que, por supuesto, esa priorización se aplicaría a los que pudiesen pagar por ella (en principio no se trata de que pague el usuario, sino los portales de contenidos, aplicaciones en línea, etc.). Al mismo tiempo, esta medida puede conllevar otros efectos no tan "deseables":
  • Estaríamos abriendo la puerta a que las empresas de telecomunicaciones pudiesen decidir qué contenidos son dignos de priorizarse y cuáles no, o lo que es lo mismo, a la censura.
  • Se podrían crear pseudo-monopolios formados por grandes proveedores de contenido asociados con proveedores de acceso, que podrían ahogar fácilmente cualquier tipo de competencia empresarial que se les plantease en internet.
  • Acabaría existiendo una internet "de primera" (para los que pudiesen pagar más) y otra "de segunda".
En este vídeo de ADNStream podemos ver de forma más gráfica lo expuesto anteriormente:


Ante esta situación la postura de los gobiernos se está revelando (como en casi todo lo relacionado con la web) algo ambigua. En España parece que el Gobierno es partidario de romper la neutralidad de la red, tal vez por la presión de los lobbys de las telecomunicaciones, con Telefónica a la cabeza. Mientras, en el Senado se ha presentado en los últimos días una moción a favor de que el Estado se comprometa a mantenerla en España, moción que no ha sido aprobada y que está generando agrias discusiones en blogs como el de Enrique Dans, y se prevé otra moción similar proveniente de los partidos que han votado en contra (una forma como otra de marear la perdiz por parte de nuestros políticos, lo cual hace dudar de que realmente quieran hacer algo).
Por su parte, la Unión Europea anuncia que pronto se hará público un informe con las conclusiones del debate que ha llevado a cabo sobre este tema en los últimos meses.

Consecuencias para las bibliotecas

Como conclusión se podría pensar que, como bibliotecas, la pérdida de la neutralidad de la red no nos afecta especialmente, pero en mi opinión hay diversas razones para tenerla en cuenta:
  • Como organismo que tiene por objetivo facilitar y proporcionar acceso a la cultura deberíamos tener la obligación ética de oponernos a cualquier tipo de censura, sea del tipo que sea.
  • Los presupuestos de las bibliotecas suelen ser más que escasos. Si el futuro a largo plazo de éstas pasa por internet (como mediadores en el acceso a la información y creadores de información con valor añadido) siempre estaremos en inferioridad de condiciones frente a nuestra potencial competencia (Google Books, por ejemplo).
  • En los casos en que la biblioteca no sea directamente un productor de contenidos le afectará también a la hora de poder acceder a éstos, favoreciendo que tengamos que elegir unos recursos en detrimento de otros por factores ajenos a su calidad intrínseca.
  • Por último, y a un nivel más general, la falta de neutralidad en la red provocaría un fuerte avance hacia la total conversión de internet en un medio controlado por las empresas y enfocado exclusivamente al comercio, lo cual tal vez beneficiase a la "industria de la cultura", pero no a la difusión de la propia cultura.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Tutoriales sobre digitalización

Ilustración sobre la digitalización de libros
La digitalización documental es un tema "de plena actualidad" en nuestra profesión. A los grandes proyectos de digitalización masiva como Google Books o Europeana, hay que unir miles de proyectos a pequeña escala llevados a cabo por bibliotecas, archivos y centros de documentación. Y pese a que la crisis y los subsiguientes recortes han paralizado (por no decir acabado) por el momento con muchos de ellos, sigue siendo un aspecto que todas las bibliotecas tendrán que abordar tarde o temprano.

Ya existen varias empresas en España especializadas o que ofrecen este servicio, pero habrá casos en que contratar externamente un trabajo de este tipo quizás sea excesivo, pudiéndolo solucionar nosotros mismos con un escaner medianamente decente (más adelante dedicaremos una entrada al tema) y nuestra propia mano de obra. Llegado ese punto será recomendable que sepamos bien qué estamos haciendo para que no termine resultando todo en una pérdida de tiempo y dinero, y una buena opción para familiarizarnos con la digitalización son estos tutoriales gratuitos:

Llevando la teoría a la práctica. Tutorial de digitalización de imágenes, de la Biblioteca de la Universidad de Cornell.
Excelente tutorial con versión en castellano. De una forma comprensible y bastante sencilla pero a la vez con un gran rigor técnico aborda todos los aspectos y fases a tener en cuenta en un proyecto de digitalización. Por cursos on-line bastante peores se están cobrando cientos de euros, así que hay que aprovecharlo.

Digitalización de documentos: aplicación a bibliotecas y centros de documentación, de SEDIC.
Una de las unidades de autoformación gratuitas (subvencionadas por el Ministerio) disponibles en el sitio web de SEDIC. Aunque no alcanza el nivel de la anterior es también un recurso muy interesante para un bibliotecario, sobre todo por su mayor interactividad didáctica (preguntas y ejercicios autocorrectivos). Requiere registro previo.

Digitalización y bibliotecas digitales, de IMARK
El IMARK es una iniciativa de la FAO que engloba una serie de recursos de e-learning sobre gestión de información agraria. Entre ellos podemos encontrar este tutorial, perfectamente aplicable a otros tipos de documentación. Requiere registro previo.

Recordad que no sólo os pueden servir para aplicarlos por vosotros mismos. Si vais a externalizar el trabajo también os serán útiles: tener claros conceptos como resolución, formato, etc. puede hacernos entender mejor qué necesitamos contratar y qué nos están ofreciendo.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Una visita a The Rock 'n' Roll Public Library (la Biblioteca Pública del Rock 'n' Roll)

En julio de 2009, durante unos días de vacaciones en Londres, tuve la ocasión de visitar la Rock 'n' Roll Public Library de Mick Jones, una mezcla de exposición, biblioteca y archivo personal del que fue guitarra de The Clash, una de las bandas más influyentes en la historia del punk y el rock en general.

La biblioteca estaba instalada en la primera planta de un pequeño edificio, con aspecto de academia de barrio, justo encima del bullicioso mercado de Portobello Road y debajo del puente de la autovía, en la zona que los vio nacer como grupo. Durante un mes abrió sus puertas al público, atendida por ocho bibliotecarios voluntarios. Ese mismo año había estado ya abierta durante otro mes en una galería de arte, y con posterioridad lo ha estado, en versiones más o menos reducidas, en diferentes festivales de arte como el Norfolk and Norwich o el Vintage at Goodwood.

Pared con revistas disponibles en la Rock 'n' Roll Public Library

Como ya he dicho, no era exactamente una biblioteca, ni tampoco una exposición de objetos relacionados con los Clash. Era una mixtura de ambas cosas. Los fondos consistían en una colección de revistas musicales, cómics, libros, vídeos, vestuario, objetos personales, juguetes, guitarras, cachivaches y (por supuesto) discos acumulados por Mick Jones en el transcurso de su vida (unos 10.000 objetos). Todo ello en libre acceso, al alcance de la mano (literalmente) del usuario curioso o el mitómano empedernido. Por supuesto, el material no podía sacarse en préstamo, pero sí consultarse tranquilamente en la sala, o visionar los vídeos a gusto en la habitación de al lado o, si hablamos de objetos, toquetearlos a tu gusto. Además, podías llevarte tu propio pendrive y escanear, con la ayuda del bibliotecario, el material que te interesase. Esto se completaba con el despacho de Mick Jones, trasladado allí, en el cual podías incluso meterte en su ordenador y ver qué programas tenía instalados (o tal vez no podías, pero uno es muy curioso, ejem) y también con un mini-estudio de grabación o local de ensayo, en el que un grupo del barrio estaba esa tarde tocando y haciendo pruebas con lo que parecía una mesa de mezclas.
Flyer anunciando la biblioteca

Lo más asombroso es que en ningún momento vi un arco magnético ni otras medidas antihurto, y los bibliotecarios, cuando no estaban atendiendo a alguien, parecían más ocupados en bailar (sí, había rock 'n' roll puesto de fondo, por supuesto) que en vigilar que nadie se largase con un souvenir. De vuelta en España, al contar esto mismo, un amigo recibió como respuesta un asombrado "¿Y no te llevaste nada?", cosa que me hace pensar que, o somos muy diferentes de los ingleses o The Rock 'n' Roll Public Library se abre ahora en versión reducida porque cada vez quedan menos cosas.

En resumen, una experiencia diferente y un proyecto muy interesante, que permitía al aficionado a la música acceder gratuitamente a unos materiales que, en la mayoría de los casos, se hallan exclusivamente al alcance de los coleccionistas, debido a su antigüedad, a su carácter efímero o a su condición de productos de la "baja cultura", menospreciados durante mucho tiempo por las bibliotecas y organismos oficiales a la hora de su conservación.

jueves, 4 de noviembre de 2010

El mal uso de la jerga bibliotecaria

La de bibliotecario, como casi cualquier otra profesión, tiene su propia jerga. Esto en sí mismo no es malo: la jerga bibliotecaria es producto de la experiencia, y por tanto una ayuda a la hora de trabajar ya que sintetiza conceptos o elimina ambigüedades; además favorece la cohesión entre bibliotecarios, reforzando la idea de pertenencia a un grupo profesional bien diferenciado e identificable.

El problema es que a nosotros, como a los médicos o a los mecánicos, se nos olvida a veces que nuestro usuario no tiene por qué conocerla. Por eso a veces acabas escuchando diálogos como éste (verídico):

Usuario.- Perdona, para buscar este libro ¿cómo lo hago?
Bibliotecario.- Sí, a la entrada tienes los OPACs. Sólo tienes que poner el campo que quieres buscar y te apuntas la signatura. Luego vas a la sala donde esté y buscas en los tejuelos de los libros el número de signatura.
Usuario.- Eh, bueno... he estado en la entrada, pero sólo he probado a buscar en los ordenadores, porque los "packs" no los he visto. Y la "asignatura" supongo que será Literatura, porque es una novela...

Ilustración sobre jerga bibliotecaria

Obviamente, los tiempos van cambiando y los nuevos usuarios se familiarizan con el uso de las bibliotecas desde el colegio... o eso nos creemos (os invito a ver el estudio sobre bibliotecas escolares que hizo la FGSR). También conocen muchos de los términos informáticos que se usan actualmente en biblioteconomía. Además, a través de la literatura científica y la formación académica se ha insistido desde hace años en la importancia de este tema (como ejemplo, este artículo en College & Research Libraries, de 2004), sobre todo a la hora de evaluar o diseñar interfaces de OPACs o sitios web de bibliotecas, con lo que algo deberíamos haber mejorado.

Y sin embargo, el problema persiste. Por un lado sigue habiendo usuarios cuyo contacto con las bibliotecas y su funcionamiento es más bien esporádico; por otro, la incorporación de las tecnologías de la web al mundo de la biblioteca y la necesaria evolución del perfil del bibliotecario han propiciado que adoptemos una nueva jerga, más tecnológica y que no está restringida a nuestro ámbito profesional, pero no por ello menos desconocida para muchos de nuestros usuarios.

Como solución, algunos elaboran vocabularios "Bibliotecario-Usuario", como en este ejemplo de la Boise State University, o en este otro de la biblioteca de la York University. Pero la verdadera solución pasa por adaptar el mensaje al interlocutor, en este caso a nuestros usuarios, evitando la tentación de caer en un "chamanismo" que justifique, mediante el uso de un "lenguaje para iniciados", que nuestro trabajo es complicado y arcano.

P.S. En el blog A librarian's guide to etiquette nos ofrecen, desde el punto de vista contrario, una visión irónica e hilarante sobre la eliminación de la jerga bibliotecaria. Y es que los extremos nunca son buenos...

jueves, 28 de octubre de 2010

Marketing en bibliotecas: "aprovechándonos" de otros

A lo largo de la semana pasada tuvo lugar la XXXI Mostra de Valencia, esta vez bajo el epígrafe de Festival Internacional de Cine de Acción y Aventura. Este cambio de denominación (antes era un certamen sobre cine mediterráneo) intenta relanzar un evento que ha ido languideciendo y perdiendo progresivamente el interés del público.

Sin entrar a valorar lo acertado o no del cambio de rumbo sí que me llamó la atención que ni la biblioteca pública estatal ni la red de bibliotecas municipales se "aprovechasen" de éste y de la repercusión que sigue teniendo en los medios.
¿Que por qué deberían haberlo hecho? Sencillamente, por una serie de factores que "conectaban" al público de la Mostra de este año con los fondos de una biblioteca pública:
  • Uno de los ciclos (Generación Millenium) ha estado dedicado al nuevo cine negro nórdico, incluyendo adaptaciones de escritores como Sjöwall y Wahlöö, Torgny Lindgren, Asa Larsson o el conocido Henning Mankell, creador del inspector Wallander.
  • Como actividad paralela se ha desarrollado por primera vez Mostra Cómic, que ha incluido diferentes actividades relacionadas con este medio. Además, se ha programado un ciclo y una exposición en homenaje al 75 aniversario de DC, la editorial de cómics responsable de Superman, Batman o Watchmen.
  • La nueva denominación del festival ha adquirido resonancias literarias, evocadoras de clásicos del género como La isla del tesoro, las novelas de Rider Haggard...
 
Por estos motivos se podría haber coordinado alguna actividad conjunta con el festival (por ejemplo alguna de las que hicieron en la FNAC). Pero en todo caso, si descartamos la idea anterior por falta de presupuesto o infraestructuras, no hubiese costado mucho desarrollar pequeñas acciones de marketing con un presupuesto mínimo. Me refiero a cosas sencillas como:
  • Hacer selecciones de entre sus fondos: de novela negra nórdica (género habitual en casi todas las bibliotecas últimamente), de películas clásicas de acción y aventuras y -en su caso- los libros que las inspiraron o de cómics de la DC, situándolos de forma destacada (por ejemplo en mesas o expositores en lugares visibles),
  • Crear dossieres sobre las temáticas citadas, con información sobre sus antecedentes u orígenes, sus autores u obras más destacados, etc. incluyendo además otras obras similares de las cuales dispongamos y su correspondiente localización en la biblioteca. Distribuir algunas copias impresas por la biblioteca y colgarlas en PDF en el sitio de la biblioteca.
  • Publicitar todo lo anterior, por ejemplo enviando notas de prensa a diarios, guías de ocio, televisiones locales, etc. para que se hagan eco de estas acciones "complementarias" a la propia Mostra. Y, por supuesto, vía web: invitaciones a través de grupos de Facebook, comentarios en los canales del certamen -blog, Twitter, Youtube-, comentarios en las noticias sobre el tema de los diarios digitales...

Con esto se hubiese hecho llegar la biblioteca a un público que tal vez no sepa que ésta puede ofrecerle cosas que le gustarían y cuya existencia tal vez ni siquiera conozca. He usado este ejemplo, pero la reflexión es extrapolable a muchos otros eventos que se llevan a cabo en nuestras ciudades, a los que las bibliotecas podrían sacar mucho partido (y viceversa). Alguien podrá pensar que es "aprovecharse" de otros, pero yo creo que se trata más bien de una simbiosis (o una sinergia si se prefiere la palabra de moda) en la que el beneficiario último será el usuario.

lunes, 25 de octubre de 2010

Hola mundo... bibliotecario

En el momento en que escribo estas líneas existen, según BlogPulse, 149.300.852 blogs (84.474 de ellos creados en las últimas 24 horas), pero probablemente el número real sea aún mayor.
Por otra parte, a pesar de tan mareantes cifras, mantener un blog es algo más difícil de lo que parece. Muchos no sobreviven más allá de un par de entradas antes de entrar en un coma irreversible. Otros consiguen convertirse en blogs de referencia para muchos, y aún así acaban por desaparecer en unos pocos años o se quedan “en barbecho” ad æternum (en el ámbito de la Biblioteconomía y la Documentación podemos llorar la pérdida, entre otros, de Véase además, A propósito de, Amoxkalli o Bibliotecosas).
¿Las razones? Cansancio del blogmaster, falta de tiempo para actualizarlo con frecuencia, desilusión ante la falta de respuesta de los usuarios, etc.

Conclusión: crear un blog es la parte fácil, lo difícil es mantenerlo.

Ya tenemos hecho lo fácil. A ver qué podemos hacer con la siguiente parte...

Bienvenidos a Aprendiz Bibliotecario